“Atrás quedaron ya los años de juventud e inocencia. Ahora jamás podré volver a ser aquella niña que jugaba a las muñecas en sus hermosos aposentos, jamás volveré a saltar las olas del mar, ni a contemplar ningún otro amanecer.
Ahora soy un monstruo sediento de sangre y dolor, un ser que clama y busca venganza por un crimen ya olvidado.
Pero ni mi alma ni mi mente olvidan aquellos instantes de terror, el mismo terror que me gusta contemplar ahora en mis víctimas…
Ya no volverán las risas y los juegos, el cariño y la amistad; ahora solamente hay lugar para el odio y el rencor. La esperanza de la salvación ya no tiene valor para mí, soy un alma condenada que jamás podrá alcanzar el paraíso, solamente en infierno queda para mí.
Pero como antaño escuché, “Es mejor reinar en el infierno que servir en el cielo”. En este oscuro mundo yo soy una reina, rodeada de todos los placeres que se pueden desear, pero solamente anhelo una cosa y es la más difícil de alcanzar…
En esta brillante noche se despide de vos la eterna Reina Niña, si no volvéis a saber de mi ya conoceréis mi fin. Os lo ruego, haced mi última voluntad… "
El pergamino que contenía la última voluntad de mi vieja compañera jamás llegó a mis manos, al igual que ni una sola carta más… Quizás esté viva, quizás haya llegado a su añorado reino infernal… No lo sé, pero tengo toda la eternidad para averiguarlo…
Tenue la luz de la vela que alumbra mi alcoba, luchando para no extinguirse ante el aliento del viento, compitiendo contra las sombras que se ocultan tras la noche.
Cojo mi pluma y empiezo a escribir, mi mano parece moverse al son del gramófono que acompañaba mi soledad, las letras y las palabras cobraban vida con cada nueva curva. Mi mente acoge cada nueva idea para plasmarla en el pergamino, cada palabra que regresa a su hogar.
La escritura me ayuda a pensar, a recapacitar y a relajarme, demasiadas cosas se apilan en mi mente, debo dejarlas impresas para no olvidarlas, para no perderlas y para dejar constancia de su existencia. Si las dejo se convertirán en viejos libros cubiertos de polvo y olvidados.
París, 12 de diciembre de 1765.
La noche empieza a moverse entre las oscuras calles de la ciudad, los mortales se cobijan en sus casas, creyendo que allí están a salvo de los monstruos y las sombras que acechan en la noche, que ingenuos...
Un solitario hombre camina por las calles, acompañado solamente por una débil antorcha, es el encargado de encender las luces que se encargan de alumbrar las calles, de ahuyentar a los malditos, que inocentes...
Una joven muchacha se acerca hasta el anciano hombre, su dulce rostro y su inocente voz se ganan la confianza del mortal, éste accede a acompañar a la joven hasta su casa. Tras girar una esquina la apariencia de la linda muchacha cambia, lo que antes era una inocente niña ahora es un monstruo sediento de sangre, una diablesa de la noche cazando a su presa.
Tras su comida, se acicala, ahora es la hora de regresar bajo el manto de su señor, pero no ira muy lejos... Alguien la ha olido, ahora la cazadora se convertirá en presa, su instinto ya la ha avisado, el guerrero de Gaia la ha detectado, su no vida puede terminar... Corre, corre hasta la seguridad de las sombras y de su amado... ¿Escapará? Sólo el destino decidirá...
Las noches pasan, los cazadores se convierten en presas y las presas en cazadores, cada noche se aprende una lección, la de esta noche ha sido "Nunca confíes en nadie, sólo en ti mismo".
Este blogg me gustaría dedicarlo a desarrollar una historia por capítulos, basándome en pequeños relatos que iré publicando poco a poco, hasta conseguir una historia completa, aunque... De momento, no tiene final...
A todos aquellos que empiezen a leerme, GRACIAS.
Y para aquellos que continuen haciéndolo a lo largo del tiempo... Espero que les guste...